Adictos al café

jueves, 26 de febrero de 2015

Cuando la palabra "novio" te da miedo.

"Novio": dícese de aquella Persona que mantiene una relación de amor con otra, especialmente cuando tiene intención de casarse o de vivir en pareja con ella.

"Miedo":  Sensación de angustia provocada por la presencia de un peligro real o imaginario. Sentimiento de desconfianza que impulsa a creer que ocurrirá un hecho contrario a lo que se desea.



Filofobia -->   "La filofobia se define como un persistente, anormal e injustificado miedo al amor, a enamorarse o a estar enamorado. Las personas que padecen esta fobia  son adictos al evitamiento, temen vincularse a otra persona hasta el extremo de ser vulnerables y poder salir dañados de esa relación, por lo que sólo establecen relaciones sin compromiso evocadas al fracaso.  Suelen mantener relaciones con personas de las que saben que no se enamorarán, huyen de alguien que se haya enamorado de ellos, o eligen parejas que saben que terminarán por dejar la relación por su falta de implicación.  También, tienden a tener relaciones simultáneas, con el fin de no tener nunca el sentimiento de abandono. Además, evitan hablar de sí mismo, para que sus parejas no les conozcan del todo, creando así una barrera entre su relación y su persona."


Se me eriza la piel cada vez que escucho la palabra "novio". No sé si es miedo o simplemente, desgana. O ambas cosas. El nivel que alcanza el rechazo es inimaginable. Indescriptible. No sabría expresarme. 

Y es que se está tan bien sola, solita, sola. Aunque a veces se extrañe el compartir, que también podemos hacerlo con amistades. Dar abrazos, salir a dar una vuelta, reír... Porque no es lo mismo, pero llena. Rellena. 


Tan grande puede ser la decepción que te llevas con alguien que ya no sólo es la sensación de incapacidad de relación con otro semejante, si no esa "falta de chispa", de ganas, de "yoquesé". LLega un punto en el que estar a solas es más atractivo que vivir momentos acompañado. Ojo, que no me refiero a quedarse encerrada en casa y no ver más allá de las cuatro paredes que te rodean. Me refiero a esa soledad escogida, a ese momento que, aunque estés rodeado de personas, eres ser individual sin ese "compromiso" de alguien más. 

Creo que me estoy liando, pero supongo que se entiende la idea. Si no es así, pregúntame a ver si la musa asoma y me inspiro para decir algo con sentido. (Creo que necesito otro café...)

A veces son imprescindibles esos momentos off line, ese "quererse a un@ mism@", ese "estoy sol@ porque quiero y lo neccesito". Porque sí, porque hace falta. Hay que entenderse y quererse a uno mismo antes de volver a compartirse. Es FUNDAMENTAL. Fallamos en entregarnos a la primera de cambio a quien nos enamore con palabrerías o actos baratos. Y los llamo baratos porque a la larga, salen caros. 

Soy de las que prefiere frialdad al principio, cautela y pasitos tuntún, que un fogoso inicio para luego quedar reducido a cenizas. Me encanta arder, y quemarme. Sí, me gusta jugar con fuego. Pero eso no quita haber aprendido a hacer las cosas bien. O estar en proceso de aprendizaje.

Total, que vuelvo a liarme. Para el caso: tal y como es mi vida ahora, hoy, me encanta. Ni me preocupo por lo pasado (o lo intento, y la verdad que los fantasmas no me visitan), ni me obsesiono con pensar en mañana. Siempre lo digo: si no sé lo que voy a comer mañana, ¿cómo voy a saber que haré en un mes?

Cuando la palabra "novio" te da miedo...no piensas en nada cuando conoces a alguien. Te limitas a vivir el momento, y nada más. Lo importante es sentir, y disfrutar cada pequeño detalle que se pueda apreciar (al menos para mí). No piensas en qué ocurrirá ni que rumbo tomarán esos encuentros, esos momentos efímeros. 

No voy a cerrar la entrada dando un consejo, ni mucho menos. Tan sólo decir que necesitaba de algún modo reflejar esto, aunque no he dicho ni la mitad de cosas que me gustaría (ay, estas musas donde andan metidas...). Esto es todo. 



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